lunes, 15 de septiembre de 2014

Otro día Ghibli...

Muy buenas a todos. Comenzamos una semanalita nueva, y aunque yo ahora mismo estoy de viaje, no quería faltar a mi cita de los lunes. Así que aquí estoy, con una reseñita un tanto especial, ya que es una reseña que va de cine, pero también va de animación japonesa, de esa que tanto me gusta, conocida como anime, aunque como ya he dicho, en esta ocasión, vengo a hablaros de cine, y como ya hice hace tiempo, como no me conformo con hablaros de una, os traigo  una triple reseña…

Aquí estoy hoy para hablaros sobre La princesa Mononoke, sobre Ponyo en el acantilado, sobre Susurros del corazón y sobre Haru en el reino de los gatos.






Lo primero es lo primero, y creo que es por ello que he de empezar por La princesa Mononoke, por eso de que es una película de 1997 y yo no la he visto hasta el 2014.


Ambientada en el Japón medieval, se centra en la lucha entre los guardianes sobrenaturales de un bosque y los humanos que necesitan sus recursos. Ashitaka, el último príncipe Emishi, sufre una herida durante una lucha contra el dios jabalí Nago, que había sufrido una maldición, y creyendo que ahora la maldición está dentro de él, decide viajar, por consejo de una de las ancianas del pueblo, hacia el oeste, con la intención de ir a la tierra natal de Nago y encontrar el lugar donde se originó la maldición, en busca de una cura.

La película me ha parecido una completa obra maestra, un poco larga, eso sí, pero absolutamente fantástica. Es una crítica fabulosa a la sociedad consumista y destructora, que se ha olvidado de que la naturaleza estaba aquí primero, y que debemos protegerla y cuidarla porque es nuestro bien más preciado.

Creo que no solo merece mucho la pena verla, sino que, aquellos que, como yo hasta hace poco, aun no la han visto, deberían estar buscándola ya mismo, para disfrutar de esta magnífica historia, que no solo merece la pena, sino que será una de esas obras indispensables en vuestra colección cinematográfica.

Dicho esto, creo que ha llegado el momento de pasar a Ponyo en el acantilado.


Un día, al bajar a jugar a la playa que está al lado de su casa, Sousuke se encuentra una niña-pez, a quien pone de nombre Ponyo. Se hacen muy amigos, pero el padre de Ponyo, Fujimoto, un hechicero de las profundidades del océano, no quiere que su hija viva entre los humanos, y se la lleva del lado de Sousuke de vuelta al mar. Ponyo, que ha decidido que quiere tener manos y pies, y vivir en la superficie con su amigo, decide volver al lado de Sousuke, aunque ello implique el desequilibrio del mundo.

Nada más comenzar esta película, ya me enamoré de ella, y no solo porque sea tan azul (sí, sé que el hecho de que en la película predomine el azul, con todo ese mar de por medio, no es una razón para decir que me haya gustado la película, pero ¿qué queréis? ME ENCANTA EL AZUL) La historia no solo me pareció enormemente tierna, sino que consiguió que me acordara un poco de la Sirenita, una de mis historias favoritas de pequeña, solo que sin el final de sal, sino con uno más feliz. Creo que esta es una de las historias más tiernas, probablemente porque sus protagonistas no son más que unos niños, y porque Ponyo es la cosa más tierna y adorable que te puedas imaginar nunca.

Es una preciosidad de película, totalmente recomendable para toda la familia, y que estoy segura de que os va a encantar.

Y ahora pasamos a Susurros del corazón y Haru en el reino de los gatos, y precisamente, de estas dos os vengo a hablar juntas, porque tienen una “especie de continuidad”, de la cual os hablaré a continuación.

Susurros del corazón es la historia de Shizuko, una adolescente aficionada a la lectura, que tiene como plan para las vacaciones, leer todos los libros que pueda de la biblioteca, y traducir canciones extranjeras. Para su sorpresa, sus planes dan un giro cuando descubre que hay un mismo nombre en las fichas de todos los libros que coge: Seiji Amasawa. Un día, en el tren, se encuentra con un gato misterioso que le llevará a la tienda donde trabaja el misterioso Seiji como aprendiz de lutier. Allí, este la anima a realizar su sueño de escribir, y desde ese momento, el único afán de Shizuku será el de escribir una fantástica historia donde El Barón, una peque figura de un gato, con chistera y bastón, será su máximo protagonista.


Creo que es una de las historias que más me ha cautivado de estudio Ghibli precisamente porque no tiene nada de fantástico. Esta cinta se aleja de todo lo que estaba acostumbrada con ellos, y se centra en la historia de una joven (una joven muy parecida a mí, que ama los libros por encima de todas las cosas), cuyo sueño es el de escribir, y estar con la persona amada, y aunque hay algunas imágenes de fantasía, estas, simplemente, pertenecen a la imaginación de Shizuku, y a su historia.

En mi opinión es una película realmente preciosa, que merece mucho la pena ver, y que espero que todos le deis una oportunidad, porque estoy segura que os va a encantar.


En cuanto a mi insistencia de que de Haru en el reino de los gatos debía ser la última película de la que os hablara, no es por otra cosa que porque, precisamente, después del estreno de Susurros del corazón, las escenas de fantasía, pertenecientes a la historia que Shizuku está “escribiendo” durante el desarrollo de la película, se hicieron tremendamente populares, y los aficionados reclamaron una película basada en su supuesta novela, que terminó siendo, precisamente Haru en el reino de los gatos.


Haru es una estudiante a la que le cuesta levantarse por las mañanas, por lo que suele llegar tarde a clase. En uno de sus multiples retrasos, encuentra a un gato, al que decide seguir sin pensarlo, y al que salvará la vida, lo que le llevará a ser secuestrada y llevada al reino de los gatos, donde, el rey de los gatos, decidirá casarla con su hijo, por haberle salvado la vida. Haru conocerá entonces al Baron Humbert von Gikkingen, una estatua con alma de gato, nacida de la dedicación del artesano que la creó, y dueño de la Oficina de Asuntos Gatunos. En cuanto conocer a Haru decide ayudarla, y junto a Muta, el gordo y cínico gato que ya conocimos también en Susurros del corazón, tratarán de liberar a Haru del “terrible destino” que le aguarda en el reino de los gatos.

Esta película tenía que gustarme a la fuerza, no solo la gran cantidad de gatos que salen en ella, sino porque el Baron es un personaje que se hace querer desde el minuto uno de salir en pantalla, y es que ¿quién no va a querer a un gato impecablemente vestido, con chaleco, sombrero de copa y bastón?... eso es algo imposible de no querer.

Esta si es una historia con mucha fantasía, pero que te engancha desde el minuto uno, y te lleva a un mundo no solo lleno de magia, donde los gatos hablan, y tienen su propio reino, sino que además, es una historia llena de significado, donde Haru aprende que es importante ser fuerte y tener una opinión propia, no dejándose llevar por lo que piensan los demás.

Susurros del corazón y Haru se han convertido en dos de esas películas indispensables en mi colección Ghibli, y que las recomendaré encarecidamente a todo aquel que me quiera escuchar.

Bueno, creo que con esta super reseña, super larga, ha llegado la hora de despedirme hasta el viernes, en el que prometo tratar de venir con algo más ligero.


Un saludo enorme a todos desde mí Mundo Mundano, que durante unos días va  a estar “apagado o fuera de cobertura” al trasladarse de lugar a tierras más peninsulares… 

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