The Big Bang Theory...

Cuando uno posee un poco de tiempo libre, tiene que saber cómo aprovecharlo plenamente y si ese tiempo libre se reduce a pocos días, tiene que saber aprovecharlo aun más, y eso es lo que hice yo entre el viernes por la tarde, y el sábado, que entre capítulos viejos y capítulos nuevos me he metido una gran enganchada a The Big Bang Theory.

Creo que no había, desde hace mucho, una serie-comedia, que me enganchara tanto como estas. Una de esas series que, como en su momento me pasó con Friends, soy capaz de ver los mismos capítulos una y otra vez, y me rio tanto como si los escuchara por primera vez.

La serie en cuestión, tiene como una de las características principales, el más puro frikismo en todos los aspectos posibles, porque sus cuatro protagonistas masculinos, no solo son frikis de las series, los juegos, los comics, y las películas (parte con la que me siento muy identificada, llegando a pronunciar frases como “Yo quiero el Bat-tarro de galletas de Sheldon”, o “Me gustaría tener la Bat-señal de Leonard”), sino que además, cubren otra gama de frikismo que se escapa incluso de mis entendimientos, como es la física.

La serie cuenta con numerosos tópicos, pero que a la vez, son reales como la vida misma, en cuanto a las capacidades para ligar, relacionarse o simplemente convivir de estos frikis. Sé por experiencia, aunque en algunos casos no propia, que muchas de las situaciones que se plantean en la serie son reales como la vida misma, y he de reconocer que ayer, mientras veía uno de los capítulos de la quinta temporada, sentí que era yo la que estaba jugando al Colonos de Catán, y que en vez de reírnos de Sheldon, nos reíamos con cierto amigo mío, que siempre quiere cambiarme madera (porque vivo en pleno monte) por “toniques” (piedras, para el que no es canario).

Lo cierto es que la serie no tiene desperdicio. A veces porque piensas que el pobre Leonard se merece acabar finalmente con la despampanante Penny, por que en más de una ocasión desearías llevar a cabo alguno de los planes para acabar con Sheldon, porque en muchas (muchísimas) ocasiones sientes ganas de atizar a Howard por baboso, o porque en ocasiones te planteas  cuanto más puede llegar a ser sensible Rajesh, sin llegar a cambiar de acera, siempre encuentras algún punto que te tiene enganchada hasta altas horas, sin parar de reírte ni un momento.

The Big Bang Theory se merece estar entre esas series que ver una y otra vez, sin parar de reír en ningún momento, y que por tanto, os recomiendo encarecidamente.

Un saludo desde mi Mundo Mundano, que últimamente está completamente sepultado por fotocopias.