Muy buenas a todos.
Por fin he terminado los exámenes, y por fin vuelvo a tener
tiempo para mí, así que ya vuelvo a tener tiempo para pasarme por aquí y
actualizar. Para celebrar la vuelta al mundo de la blogosfera, hoy os vengo a
hablar sobre una película que me ha encantado, pese a que no había leído muy
buenas críticas sobre ella. La película en cuestión es Oz, un mundo de
fantasía.
Desde siempre me han gustado los musicales, así que
entenderéis que El Mago de Oz es uno de los que más me gustan. Cuando me enteré
de que iban a sacar una especia de precuela, me interesó mucho, y aunque tenía
muchísimas ganas de acudir al cine a verla, la falta de tiempo y los
comentarios de mucha gente que me decían que no le había gustado en absolutos,
dejaron la película en un suspense, y ha pasado un tiempo hasta que por fin me
he decidido a verla.
Oz, un mundo de fantasía, cuenta la historia de cómo el Mago llegó al mundo de Oz, desde el mundo de los humanos, de cómo la Malvada
Bruja del Oeste se convirtió en lo que es, y de cómo el mundo de Oz cambió para
llegar a ser ese mundo tan idílico al que Dorothy viaja gracias a su casa y el
tornado.
Es cierto que en muchas ocasiones, los efectos especiales se
pasan un poco, y se pierde la fantasía del papel cartón y los colores
hiperbrillantes de El Mago de Oz, pero aun así, la historia en sí misma, me ha
gustado mucho, y es totalmente plausible, e incluso encaja, como para terminar
de ver esta, y comenzar con la de El Mago de Oz.
Oz, un mundo de
fantasía, no es un musical, pero no me importa, porque conserva el espíritu y
la maravillosa esencia que tenía en su momento el musical, pasando del mundo en
blanco y negro al tecnicolor, y haciendo de sus personajes, seres mágicos, que
se pueden conservar en tu memoria, con tanto amor como en su momento se
quedaron, el Espantapájaros, el Hombre de Hojalata y el León Cobarde.
Si os gustó El Mago de Oz como a mi, no creo que Oz os pueda defraudar, porque mantiene la esencia de ese mundo fantástico a donde todos nos habría gustado ir alguna vez, y pasear por el camino de baldosas amarillas.
Un beso enorme desde mí Mundo Mundano, que por fin, y ahora
sí, está de vacaciones, de las buenas.
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