Amante Oscuro...

Muy buenas a todos. Siento mi ausencia prolongada, pero el miércoles 19 me operaron y he estado de reposo alejada del ordenador y de la vida, en general, y como única compañía he tenido películas y series, así como un poco de literatura (aunque poca, porque sinceramente, cuando uno esta convaleciente, la parte de la lectura como que no llama tanto la atención como uno se puede creer).

Espero que me sepáis perdonar y que entendáis que no ha sido por gusto que he desaparecido del mundo blogero.

Para resarcirme de mi ausencia, hoy os prometo una reseña de lo más interesante, sobre el comienzo de la saga La Hermandad de la Daga Negra, Amante Oscuro.

Como era de esperar en mí, es una historia de vampiros, eso sí, de esos que quitan el hipo (y salen solo de noche XD), y que se meten en tu memoria y no se van de ahí en mucho tiempo.

La historia comienza cuando Darius, el séptimo vampiro de la Hermandad, justo antes de morir, le pide a Warth, el Rey de los vampiros, que cuide de su hija Beth, una chica medio humana medio vampira, que no conoce la verdad de su naturaleza, y que está a punto de pasar por la transición para convertirse, sin ella conocer nada de esto.

A partir de ese momento, Beth se va a introducir en un mundo completamente desconocido para ella, y sobre todo, absolutamente atrayente, que la va a enganchar e hipnotizar no solo a ella, sino también al lector, que, si es como a mí, le hará entrar en un nuevo mundo de vampiros que no está nada mal descubrir.

A mi parecer, la historia engancha bastante, y antes de darte cuenta, has acabado con él y ya estás deseando volver a reunirte con Beth y Warth en el siguiente volumen de la saga.

Es verdad que la saga es un poco grande, dado que son diez volúmenes, más un Guía, pero creo que no ya solo la historia en sí, sino cada uno de los personajes que aparecen en la misma, bien merecen la pena.

Espero que con esta pequeña reseña os entren ganas de leer esta saga, porque la recomiendo muchísimo.

Un saludo desde mí Mundo Mundano, que después de tanto tiempo, ya los echaba hasta de menos.